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| Promiscuidad Sexual | La subjetividad frente a la valoración de la promiscuidad | | La promiscuidad sexual es tener relaciones sexuales con más de una pareja, de manera simultánea o consecutiva. Desde el punto de vista religioso es lo opuesto a castidad y desde lo social a la monogamia. No es patológica ni moralmente aceptada desde la moral judeo-cristiana. | Silvia Inés Darrichón - Sexóloga Educativa |
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Primeramente voy a referirme a quienes no son promiscuos. Personas que practican la castidad a lo largo de toda su vida y las que optan por la misma hasta el matrimonio, siendo luego monogámicas y no teniendo relaciones pre ni extramatrimoniales.
El resto de las personas son por definición promiscuas.
Seguramente cada uno de nosotros tiene una idea diferente basada en aspectos éticos y/o morales establecidos básicamente por las religiones como el judaísmo y cristianismo; las que pregonan la castidad hasta el matrimonio y luego de éste, la monogamia.
Otras religiones como el budaísmo tienen una visión diferente. El Islam, por mucho tiempo permitió (y lo sigue haciendo en la actualidad) al varón tener varias esposas, poligamia para el varón pero monogamia para la mujer. En este tema siempre se plantean las diferencias de género que determinan la postura que tomamos frente a la monogamia y/o poligamia. Culturalmente es aceptada por muchos la posibilidad de más de una pareja en el varón, hasta esta bien visto, como una forma de ser más hombre y mejor amante.
En el caso de la mujer el juicio de valor es opuesto, la castidad pasa a ser una virtud hasta el matrimonio. Al tener más de una pareja sexual es promiscua.
Como vemos en este sentido rige la doble moral, para varones y mujeres.
Los juicios de valor en relación a la promiscuidad varían según el género, las clases sociales, las religiones y las culturas, pero más de una pareja sexual es promiscuidad para todos. Tener una o varias parejas sexuales son aspectos que hacen a la vida privada. Lo que se haga entre mayores, con libertad de decisión y aceptación de los integrantes de la/as parejas no debe ser cuestionado.
¿Cuándo pasa a ser un problema?
Cuando esta situación genera culpa debido a que este comportamiento esta reñido con los principios o la fe.
Debemos ser respetuosos de lo que cada uno/a considerara saludable y adecuado para su vida. En estos tiempos de grandes cambios, demasiada exposición de lo privado, vemos que comportamientos que consideramos no adecuados pasan a ser naturalizados y en algunos casos hasta impuestos, sobre todo en los más jóvenes.
En otros casos la promiscuidad sexual pasa a ser un síntoma de alguna dificultad emocional o afectiva. Generalmente son personas que no disfrutan del encuentro sexual y buscan el placer en diferentes parejas, cuando en realidad el problema esta dentro suyo.
Por último, debemos mencionar que el riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual como el VIH/sida y tantas otras, aumenta con cada nueva pareja sexual si las relaciones no son protegidas. | | |
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