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| Parte I | Pensando la Sexualidad Humana |
Un aspecto fundamental del hacernos personas es el intercambio con el otro acompañado sincrónicamente por el proceso de sexuación a lo largo de toda la vida. Debatir sobre la sexualidad y el lugar que ocupa en nuestra vida es debatir sobre la vida misma y sus representaciones. | Prof. Laura Van Dembroucke |
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“La sexualidad”… un tema polémico. Este texto es una invitación a la reflexión, a hacernos preguntas en busca de una apertura crítica y constructiva con la idea de encontrar nuevos interrogantes más que respuestas y la disposición a reconocer la variedad de respuestas posibles a una misma pregunta.
Para permitirnos pensar en…. la sexualidad que nos constituye, la forma de relacionarnos con el otro, las elecciones libres y responsables, el bienestar armonioso personal y social, el reconocimiento y ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos.
¿Por qué un tema como éste ha generado y sigue generando discusión y conflicto?
Si bien la sexualidad está inmersa en el comportamiento cotidiano, aún no ha sido posible asumirla como parte del desarrollo integral del mismo. Quizás sea el momento de ampliar el panorama, las partes sólo tienen significado según el todo que conforman.
¿Podemos intentar significar a la sexualidad superando la genitalidad?
Para comprender nuestras propias significaciones sobre la sexualidad habría que analizar desde una perspectiva diacrónica en el tiempo y sincrónica en la multiplicidad de dimensiones socioculturales, psicológicas, biológicas, antropológicas, éticas, etc. Desde la perspectiva diacrónica, dirigir la mirada a las interpretaciones realizadas desde las civilizaciones más antiguas a las de hoy, en diferentes épocas y lugares, a través de diversas manifestaciones culturales en las que se evidencian la variedad y complejidad de cosmovisiones, la manera de organización social, las emociones y las formas de relacionarse.
En parte, ¿no “somos lo que fuimos”?, Si comprendemos como se fue construyendo nuestro imaginario a lo largo de tiempo y además que ha sido y es atravesado por la multiculturalidad, se puede tener un punto de partida para cambiar aquello que consideremos poco saludable o no deseable para vivir la sexualidad de hoy.
“De esto no se habla”, durante mucho tiempo la sexualidad ha sido tema prohibido, un tabú. Podemos continuar abriendo algunos interrogantes como: ¿Hemos elegido con libertad como pensar y vivir la sexualidad? ¿Debe ser el sexo portador de valores negativos y censuras morales? ¿Existe una única forma cierta de entender la sexualidad? ¿O, podemos pensarla con respeto a la diversidad como una multiplicidad de verdades?
Una propuesta saludable sería interpretarla desde una visión integral que contemple la comunicación, el deseo de contacto, la intimidad, el placer, el cuidado, la ternura y el amor como necesidades esenciales y cuyas manifestaciones son explicables desde aspectos ideológicos, socio-culturales, biológicos, y psicológicos del saber sexológico.
Es importante ampliar la mirada, obtener una visión holista del ser humano y abrirle a la sexualidad el espacio que se merece, como constitutiva de lo humano.
¿Puede ser armónico y pleno un hombre al que se le prohíbe reconocer un aspecto que por naturaleza le pertenece y que forma parte del encuentro consigo mismo y con los otros?
¿En qué contexto estamos inmersos?.
No existe un reparto igualitario de derechos poderes y prestigios, dice Fridman (2003), por ello, en sexualidad se reproduce ese reparto desigual en el imaginario colectivo y de allí la potencial conflictividad de las porciones culturales. Hoy día, agrega esta autora, la sexualidad entendida como experiencia histórica y personal, es una zona básicamente conflictiva.
Está atravesada por todos los combates morales y políticos, involucrada con la herencia de tradiciones y prácticas sociales que tiene implicancias económicas, jurídicas, religiosas, científicas y familiares.
Surge así la necesidad de enunciar Derechos Sexuales, como Derechos Humanos Universales basados en principios de libertad, dignidad y equidad propios de todos los seres humanos. Así como la Salud es un derecho innegable, no se puede pensar en Salud sin Salud Sexual, fundamentales para el bienestar de los sujetos en convivencia. En un intento de salvaguardar los Derechos Sexuales para una sexualidad saludable se requeriría reconocer, respetar, tomar decisiones acordes, promover y defender los mismos principios en “todas las sociedades y culturas”. | | |
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